Dedicado a B.
Como hormigas, ellos trazan un camino que comienza por sus pies, sube por sus rodillas, va girando en sus muslos, se enrosca en su sexo y después desaparecen, ahogados al fin por el flujo que ella misma dosifica…
En su libreta, ella escribe con letra clara y boli azul. Entre fechas, frases y dibujos, lo que más me llama la atención son sus listas. En pequeñas columnas, ella escribe nombres propios que forman grupos. Una lista dice: Rubén, Alfredo, Raúl, Tomás, Javier, Jesús, Mario. Sobre este grupo ella escribe: Sexo Oral. La columna de al lado está formada por Alberto, Juan, Ernes, Pepe, David, Joseluis, Miguel. Sobre este grupo se puede leer: Sexo Completo.
Entonces mis dedos señalan ambas listas y la miro sonriente. Ella me mira y, asintiendo, me sonríe. Comienza aquí un discurso sobre el papel central del sexo femenino que desmonta tópicos y contradice lo que se ha pensado durante tanto tiempo de la primacía del sexo masculino. Y habla de la abeja reina. Aquí se para un momento, me mira y acto seguido espeta: “Pues sabes lo que te digo? Que ahora soy yo la puta reina!”
Se le acaban de quedar los ojos en el limbo y su cabeza afirma ahora sin cesar. En silencio yo la observo, no la debo interrumpir. Lejos, lejos aún puedo oír un vibrante batir de alas que ya se acercan. Será a ella a quien persiguen…?
A. Gova