jueves, 15 de noviembre de 2012
Es mejor ser un tonto sencillo
que un inteligente complicado.
Si eres inteligente y sencillo mejor.
La complicación no me parece
en absoluto inteligente.
Se puede ser complicado hasta para pedir el pan...
Conforme nos vamos alejando de aquel momento en que
comenzamos a hablar, debemos esforzarnos por volver
al origen de las cosas y de los nombres, si no cada vez
más perdidos...
El bebé, en sus primeros balbuceos, aprende a llamar a cada
cosa por su nombre, sin matices. Y no para de sonreír!
Podríamos aprender de estos grandes maestros,
seguro que nos iría mejor.
Debido a este distanciamiento, el engaño está tan presente
en la sociedad, y unos cuantos han aprendido el arte de manejar
a otros muchos a base de letra pequeña y poses grandilocuentes...
Las apariencias engañan, ya lo dice el refrán.
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