lunes, 30 de abril de 2007
domingo, 29 de abril de 2007
sábado, 28 de abril de 2007
jueves, 26 de abril de 2007
MEMORIA DEL FUEGO
EL ECLIPSE
miércoles, 25 de abril de 2007
CRÓNICAS DE LA SUPERPOBLACIÓN
Medidas Gubernamentales I
Empezamos a caer como moscas.
Su primer acierto ha sido poner cuchillas
en los filos de las puertas automáticas.
El espectáculo es atroz.
Hay quienes no lo resisten y entregan sus cabezas
para que todo acabe cuanto antes.
Ayer, la cabeza de una señora vino rodando hasta mis pies,
parecía que riera...
A. Gova
Empezamos a caer como moscas.
Su primer acierto ha sido poner cuchillas
en los filos de las puertas automáticas.
El espectáculo es atroz.
Hay quienes no lo resisten y entregan sus cabezas
para que todo acabe cuanto antes.
Ayer, la cabeza de una señora vino rodando hasta mis pies,
parecía que riera...
A. Gova
miércoles, 18 de abril de 2007
NUEVOS TIEMPOS PARA LA FE
lunes, 16 de abril de 2007
LAS HORAS
sábado, 14 de abril de 2007
ENSAYO SOBRE LA FAMILIA
viernes, 13 de abril de 2007
jueves, 12 de abril de 2007
ESPECIES PROTEGIDAS
martes, 10 de abril de 2007
LOS DUEÑOS DEL SOL
Por aquel entonces, cuando ya estaba todo comprado, aquellos hombres comenzaron a vender el sol por hectáreas. Más adelante, sus flamantes dueños, pensando en cómo podían rentabilizar su interesante posesión, se pusieron de acuerdo en alfombrar los cielos e impedir que la gente disfrutara de su luz, excepto aquellos que pagaban los derechos...
A. Gova
A. Gova
miércoles, 4 de abril de 2007
ENTRE AMIGOS
Íbamos caminando mi amigo y yo por la recién inaugurada ribera del Manzanares, hablando distendidamente sobre lo divino y lo humano, sobre si existía dios, sobre las mujeres, el vino y la paella, sobre nuestros planes de futuro, si tendríamos hijos o no, sobre nuestras metas en la vida, sobre nuestras fobias, cuando de pronto, un silbido proveniente de todas partes del planeta nos desconcertó tanto que cada uno perdió la noción del otro, sin saber muy bien hacia dónde tirar. De repente, un gran estruendo lo detuvo todo, y por un momento el tiempo, la vida y el latir de mi corazón se estancaron. Cuando volví en mí y comencé a percatarme de lo sucedido no daba crédito. Miré a mi amigo y humeaba. Aún caliente, me hinqué de hinojos y pensé en él como el resplandeciente abogado que hubiera sido. La vida, Arturo, está llena de sorpresas, me decía…
A. Gova
A. Gova
LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ
El viento llegó primero en forma de suave brisa, dejando una agradable sensación de caricia que provocaba el bienestar general. Pero duró poco. Pronto esa caricia se transformó en insulto, y poco más tarde en bofetada. La gente ya no salía de sus casas porque sentían miedo, y rápidamente, quizá con ayuda del propio viento, se difundió el rumor de que aquel viento era una encarnación del maligno, por lo que había que quedarse en casa resguardado y no exponerse a él mientras durase.
Una noche, acababa de discutir con mi novia porque se había quedado sin tabaco y me oponía a que saliera a la calle a buscarlo, aunque pudiera haberlo en la tienda abandonada de la gasolinera de enfrente. Era sólo un instante de riesgo que para ella merecía la pena correr. Aquella noche su mono fue en aumento y al fin decidió salir. Pero en cuanto cerró la puerta, una sensación de angustia se me dibujó en el ánimo. Me quedé mirando por el balcón velando por ella por si algo indeseado sucedía. La vi cruzar la calle sola, ella era la única persona allí, todo lo demás eran bolsas de papel, botellas de vidrio, latas y un largo e indefinible etcétera. De pronto se detuvo en mitad de la vía, se giró lentamente, me miró y noté que algo no funcionaba bien. Su rostro me lo decía. Un segundo después ella desaparecía volando entre el resto de cosas que el viento se llevaba. Se me fue el alma. En mi vista quedó grabada la imagen de su brazo alzado diciendo adiós…
A. Gova
Una noche, acababa de discutir con mi novia porque se había quedado sin tabaco y me oponía a que saliera a la calle a buscarlo, aunque pudiera haberlo en la tienda abandonada de la gasolinera de enfrente. Era sólo un instante de riesgo que para ella merecía la pena correr. Aquella noche su mono fue en aumento y al fin decidió salir. Pero en cuanto cerró la puerta, una sensación de angustia se me dibujó en el ánimo. Me quedé mirando por el balcón velando por ella por si algo indeseado sucedía. La vi cruzar la calle sola, ella era la única persona allí, todo lo demás eran bolsas de papel, botellas de vidrio, latas y un largo e indefinible etcétera. De pronto se detuvo en mitad de la vía, se giró lentamente, me miró y noté que algo no funcionaba bien. Su rostro me lo decía. Un segundo después ella desaparecía volando entre el resto de cosas que el viento se llevaba. Se me fue el alma. En mi vista quedó grabada la imagen de su brazo alzado diciendo adiós…
A. Gova
martes, 3 de abril de 2007
CALEIDOSCOPIO
ERNESTO
JUNGLE BOY
lunes, 2 de abril de 2007
YES, SIR
domingo, 1 de abril de 2007
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