Por aquel entonces, cuando ya estaba todo comprado, aquellos hombres comenzaron a vender el sol por hectáreas. Más adelante, sus flamantes dueños, pensando en cómo podían rentabilizar su interesante posesión, se pusieron de acuerdo en alfombrar los cielos e impedir que la gente disfrutara de su luz, excepto aquellos que pagaban los derechos...
A. Gova
martes, 10 de abril de 2007
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