En el útero materno y
cuando faltaban, sólo, dos días para venir al mundo, el Destino decidió
anunciarle que sería asesino múltiple. El feto, entonces, se
rebeló, enroscándose el cordón umbilical al cuello. Sin esperar a
cumplir el plazo, el niño nació muerto, sin que diera tiempo a llamar a
una ambulancia para trasladar a la madre al hospital. El padre, un
honrado militar de carácter paranoico, al contemplar la escena, se
encolerizó y se dirigió, en medio de una batería de insultos hacia la
pobre madre y echándole las manos al cuello la estranguló. Después,
mirándose al espejo como Larra, se pegó un tiro en la sien.
ZIORAN
1 comentario:
Lo que no pudo saber ya nunca ese feto es que lo que él identificó como Destino era la voz de su madre que recitaba en alto las frases que luego tenía que repetir en sus clases de teatro a las 17:30 horas cada lunes del mes de enero...
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