Tuya era la tierra
que te vió nacer,
tuyos eran los mares y los océanos,
tuyos eran, también, las ideas y los sueños
porque tú, todo esto, lo llevabas muy dentro,
desnudo cabalgabas,
corrías veloz, mirabas los astros
y te sentabas,
tu mirada abierta y libre
se fundía con el Universo en una sola oración,
amor y vida.
Así, ibas creciendo libre, como el junco o la flor
o como el aire que acaricia las montañas,
pero te invadieron,
llenando de inquietud
tus primitivos sueños.
Concepción Vázquez Muñoz
2 comentarios:
Me encanta, se me hace muy íntimo y entrañable el indígena.
Me parece estar escuchándola, qué maravilla
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