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miércoles, 13 de febrero de 2013

ACADEMIA O COLEGIO COLOMBIA

En aquella academia, daban clases Carmina y Conchita,
de lengua, literatura, latín y griego...
Algunos de sus alumnos: Alberto de Alejandro, Gema,
Marina (no fuiste a la Academia, como comentas,
sino que dabas clase los sábados por la mañana en casa),
Helmut, Santiago Martín Cacho, Manolo,Eloy,
Loli, Paz Corral, Antonio, Íñigo...
Esta entrada se va a ir creando sobre la marcha, esto
es un primer paso. Tenía una deuda pendiente.
Antes hubo otra academia, San Julián, en la calle Príncipe
de Vergara, Andrés, que casi me salta un ojo con el boli,
menos mal que no tuvo puntería, y en otra salí lanzado por
las escaleras del bar Mínimus, en Bolivia,
el pub Bubión y sus recitales poéticos, en los que tanto Conchi
como sus alumnos recitaban poemas, recuerdo ahora a Mauricio,
Morix lo llamaban o algo así, que escribió un poema a los pájaros,
El PPO "pepeo", un bar kiosko al lado del Santamarca, a donde
íbamos a tomar refrescos, los drogatas del parque y la poli
inspeccionando los brazos a ver si había piques
(algún brazo vi, no sé por qué, y me impresionó),
Rubén, Margarita y Ubaldo Cota Pollo, Juani la hermana de Loli,
un novio de esta llamado Alejandro, creo,
Vicente, the husband, Jorge, un son, Arturo, otro son,
La Escapada, El Zeta Jota, los cubatas,
las visitas al Parque de Atracciones, Marimar, Tata,
Elisa, Pedro, de Macael, su hermana, y su otra hermana,
ya saldrán los nombres, la panadería Seven, en calle Colombia,
con el gordo con mandil y sus cuernos, donuts y chucherías
junto al parque de al lado, en el que había una iglesia,
el bar Los Tres Chavales, con Vicky y sus hijas, Helena, creo
y no recuerdo el nombre de la otra chica...
Pegadas a la Academia Colombia, las dos hermanas dando
sus clases de mecanografía y su pequeño colegio de infantes,
La gente del Cumbre, las historias y anécdotas de sus clases,
la piscina Club Stella, en Arturo Soria, con su trampolín
y su socorrista moreno y de gafas que saltaba cada cierto tiempo
haciendo piruetas y dejándonos a todos con la boca abierta,
la profe de matemáticas, la de inglés...
Los concursos por 100 pesetas a ver quién escribía la mejor
redacción, Mamá, Mamá, quiero ganarla...
Creo que Mónica, creo también que Carlos Pascual o algo así,
no sé si Verónica, Inmaculada
años de libertad, vidas al aire libre, juegos en los parques y en la calle,
Jorge que se nos escapaba con Helena, creo, y se quería casar
en cualquier iglesia, Conchi que iba al Cumbre a hacer respetar
a sus alumnos, el póster de Miguel Hernández encima de la pizarra,
verde y con tizas de las antiguas, el crucifijo en lo alto,
los bancos corridos y a un lado de la pared también,
los veranos intensos, los grandes cateados que tras dos meses
lo apropaban todo, el bar Máximus, recuerdo a Íñigo contando
cómo metía mano en su colegio a una, yo alucinando,
los chiquis, unos niños muy pequeños y siempre mocosos,
con una vocecilla nasalizada y frágil por falta de atención,
anuncios de Filvit y del Casimiro...

2 comentarios:

Marina dijo...

Una pizarra en una pared, adornos de navidad, enciclopedias, libros, libros, libros, un gato, un teléfono con los números enormes, clases en el negresco, una larguísima mesa de madera, schweppes de limon, calidez, sabiduría, compromiso, admiración, alegría, historias, la academia rufo, y un reencuentro en el parque de berlin..

Gracias Por saldar la deuda, bonitas palabras

A. Gova dijo...

El gato se lo dieron a una ex monja y acabó envenenado por algún vecino que lo encontraba una y otra vez en su casa, qué desastre, pobre gato...
Un verano, después de todo aquello, también yo fui a la academia Rufo, por Ciudad Lineal, creo, Arturo Soria, y lo primero que puso el tío en la pizarra fue: "Scis horas, sed non horam", "¿alguien sabe lo que significa esto?", preguntó. Nadie respondía. Y dijo él: "Sabéis las horas pero no la hora..." Hubo silencio, nos habíamos quedados todos patidifusos... Menuda forma de comenzar el curso de verano...